El ‘Dao’ o ‘Tao’ es el núcleo del Dao De Jing o Tao Te Ching. Todo el Dao De Jing, que consta de aproximadamente cinco mil caracteres chinos, se dedica a explicar este ‘Dao’. Sin embargo, lamentablemente, Laozi nos dice desde el principio que el ‘Dao’ en realidad no puede ser explicado claramente. Es como la verdad o la realidad; no se puede llegar a una conclusión definitiva sobre ellas. Por más que nos esforcemos, solo nos acercamos cada vez más a ellas, pero nunca podemos encontrar la verdad o realidad eterna. Así, Lao Tzu optó por hablar en términos de lo que no es el Tao.
El Tao que puede ser expresado
no es el verdadero Tao.
El nombre que se le puede dar
no es su verdadero nombre.Sin nombre es el principio del universo;
y con nombre, es la madre de todas las cosas.En lo no-ser, comprendemos su esencia;
y en lo ser, sólo vemos su apariencia.Ambas tienen el mismo
origen, aunque distinto nombre.
Su identidad es el misterio.
Y la transformación constante entre el ser y no-ser se halla la puerta de toda maravilla.
El nombre ‘Dao’ es solo una forma o un símbolo del Dao; no es el Dao en sí. El nombre se utiliza para ayudarnos a describir y entender el Dao. Lo mismo ocurre con todos los demás nombres. No debemos apegarnos a varios nombres y títulos.
Lo ser y lo no-ser son dos puertas del Dao. A través de ellas, podemos comprender el Dao. El universo surge de lo no-ser y se forma de lo ser. Lo ser y lo no-ser son esencialmente lo mismo; solo difieren en su apariencia. Por ejemplo, si no puedes percibir una cosa, piensas que no existe. Y viceversa. Lo ser y lo no-ser se generan mutuamente y no pueden existir por separado. Lo ser en sí carece de sentido, pero cuando se transforma en lo no-ser, se crea su efecto. El arte tradicional chino, como la música clásica, la pintura y la caligrafía, encarna esta idea de presentar lo ser a través de lo no-ser, haciendo hincapié en esto último.
La transformación constante entre el ser y no-ser se halla la puerta de toda maravilla.
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