El capítulo V del Dao De Jing encarna el pensamiento de Laozi sobre el funcionamiento del Dao, la armonía cósmica entre cielo y humanidad, y la igualdad esencial de todos los fenómenos.
El universo no tiene sentimientos;
todas las cosas son para él como perros de paja.
El sabio no tiene sentimientos;
el pueblo es para él como un perro de paja.El universo es como un fuelle,
vacío, pero nunca agotado.
Cuanto más se mueve,
más produce.
Quien más habla
menos le comprende.
Es mejor incluirse en él.
El Dao opera tanto en los cielos y la tierra como en la humanidad. Carece de preferencias egoístas y no muestra parcialidad. Revela una igualdad fundamental entre todos los seres, todos los seres humanos.
La acción del Dao se asemeja al fuelle que aviva el fuego: aunque parece un recipiente vacío, posee una utilidad trascendente.
Somos como perros de paja o figuras de paja rituales: nuestra relevancia emerge solo en contextos específicos. Por ello, ante la adversidad conviene evitar el desaliento; en la prosperidad, rechazar la arrogancia.
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