Episodio 20. El Rey Mono recupera su libertad

El cazador escoltó a Xuanzang hasta la Montaña de los Dos Fronteras, que es la frontera de la Gran Imperio Tang, por lo que el cazador no pudo cruzarla.

Boqin dijo al monje:

“Esta es la Montaña de las Dos Fronteras, la occidental pertenece ya a los tártaros. no me está permitido cruzar la frontera. Me temo que sólo puedo acompañaros hasta aquí. A partir de ahora tendréis que proseguir solo el camino.”

Fue entonces cuando del fondo de la montaña se oyó una voz que decía:

“¡Mi maestro acaba de llegar! ¡Mi maestro acaba de llegar!”

“Lo más seguro es que ése sea el mono que lleva varios siglos encerrado en el interior de la montaña.” explicó el Guardián de la Montaña.

“Pero no tengas miedo. Es totalmente inofensivo. ¿Por qué no bajamos al pie de la montaña a echar un vistazo?”

Después de desandar unos cuantos kilómetros, se toparon con un habitáculo de piedra, en cuyo interior, efectivamente, había un mono que no paraba de agitar las manos ni de decir en un estado de extrema agitación:

“¿Por qué habéis tardado tanto en llegar, maestro? Sacadme de aquí y juro que os protegeré de cuantos peligros encontréis de aquí a las tierras del Paraíso Occidental.”

Xuanzang libra al Rey Mono de la Montaña de las Cinco Fases - Viaje al Oeste
Xuanzang libra al Rey Mono de la Montaña de las Cinco Fases

“¿Puede ser más específico?” replicó Tripitaka.

“¿Te ha enviado el emperador de las Tierras del Este en busca de las escrituras sagradas?” inquirió el mono.

“Así es.” admitió Tripitaka.

Respondió el mono:

“Soy el Gran Sabio, Sosia del Cielo, y hace aproximadamente quinientos años sembré de confusión el Palacio Celeste. Eso hizo que Buda me castigara encerrándome bajo esta mole de piedra. Hace cierto tiempo, sin embargo, acertó a pasar por aquí la Bodhisattva, la cual me informó que se dirigía a las Tierras del Este en busca de un hombre justo que estuviera dispuesto a ir por las escrituras. Yo le pedí entonces que me ayudara y ella me hizo prometerle que proteger al futuro Peregrino durante toda la duración de su viaje hacia el Oeste. Esto explica que haya estado esperándoos día y noche, pues sólo vos podéis sacarme de aquí. A cambio me convertiré en discípulo vuestro y os brindaré toda la protección que preciséis.”

“¿Cómo puedo liberarte?” exclamó Tripitaka, desconcertado.

“A pesar de tus buenas intenciones, no tengo un hacha para hacer agujeros.”

“Muy sencillo” respondió el mono.

“En la cima de esta montaña hay una losa de piedra con un texto que escribió el mismo Buda con letras de oro. Sólo tienes que arrancar esas letras de oro y saldré.”

El Monje Tang accedió a la petición del mono. Subió a la cima de la montaña para descolgar aquellas letras de oro.

Cuando descendieron, por fin, de la montaña, se llegaron hasta la mazmorra de piedra y dijeron al mono:

“El texto ha sido levantada, así que puedes salir cuando quieras.”

Replicó el mono, loco de contento:

“Maestro, por favor, váyase para que pueda salir. No te asustaré.”

Tripitaka se alejó tres o cuatro kilómetros.

Pero el mono gritó:

“¡Más lejos! ¡Un poco más lejos!”

La liberación de Rey Mono de Montaña de las Cinco Fases - Viaje al Oeste
La liberación de Rey Mono de Montaña de las Cinco Fases

Tripitaka y sus acompañantes se vieron obligados a alejarse tanto que terminaron abandonando la montaña. Se produjo entonces un temblor. La montaña se derrumbó y el Rey Mono saltó fuera.


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