SuaveG – The Gentle Path

Episodio 148. El desafío de cocinar

Los tres demonios, los cuales, unidos por un mismo propósito, se enfrentaron al Rey Mono y a sus dos hermanos ante las murallas orientales de la ciudad.

La lucha se prolongó hasta la hora misma del crepúsculo, cuando el cielo se fue cubriendo, poco a poco, de sombras y la noche tendió por doquier su manto de oscuridad.

Los tres demonios y los tres monjes se enzarzaron en una batalla en la montaña de Camello-León
Los tres demonios y los tres monjes se enzarzaron en una batalla en la montaña de Camello-León

Para entonces Bajie se sentía tan cansado que los brazos y las piernas se negaban a obedecerle y pronto cayó en la cuenta de que no iba a poder seguir parando golpes. Cuando se disponía a huir, arrastrando vergonzosamente el rastrillo, abriendo cuanto pudo la boca, el demonio de mayor edad consiguió, en efecto, agarrarle por el cogote. De esa forma, le condujo prisionero al interior de la ciudad, entregándoselo a los diablillos que se hallaban reunidos en el Salón de los Carillones de Oro, para que se hicieran cargo de él. El monstruo mayor se remontó por los aires y se lanzó de nuevo al combate.

Bonzo Sha comprendió que las cosas se estaban poniendo muy difíciles y, después de descargar un último golpe, se dio media vuelta y huyó a toda prisa. La trompa del segundo demonio salió disparada contra el infortunado Bonzo Sha, que no pudo hacer nada para evitar caer prisionero. Los diablillos de la ciudad se hicieron cargo de él, atándole de pies y manos y arrojándole debajo de las escaleras del salón imperial.

El segundo demonio se elevó, entonces, por los aires y unió sus esfuerzos a los de sus dos hermanos, que trataban desesperadamente de atrapar al Rey Mono. Este comprendió en seguida que la situación se hacía insostenible por momentos y que no iba a poder resistir el ataque de los tres monstruos.

Wukong rompió el cerco y se elevó limpiamente por los aires. Pero el tercer demonio sacudió ligeramente el cuerpo y se mostró tal cual era. Batió después sus alas y no tardó en ponerse a la altura del Rey Mono. Sin suspenso, Wukong terminó cayendo en sus garras. Le asió con tal fuerza, que no podía mover ni un solo dedo.

Wukong, el Rey Mono, fue capturado por el gran águila real - Viaje al Oeste
Wukong, el Rey Mono, fue capturado por el gran águila real

De esa forma, el Rey Mono fue conducido a la ciudad, donde, una vez atado, se le encerró en el mismo lugar que a Bajie y a Bonzo Sha.

A eso de la segunda vigilia, los diablillos le obligaron al Monje Tang a entrar en la habitación en la que se encontraban sus tres discípulos. Al verlos, a la luz de las antorchas, atados y tirados por el suelo, se arrodilló junto a Wukong y exclamó entre sollozos:

“¡Qué ha sido de tu fuerza! Cuando, en otras ocasiones, nos topábamos con alguna dificultad, solías valerte de la magia para ir en busca de ayuda o te las arreglabas tú solo para derrotar a los monstruos que nos hubieran atrapado. ¿Qué te ha sucedido esta vez? ¿Cómo va a poder escapar con vida un monje con tan pocos recursos como yo?”

Al oír esas palabras, Bajie y Bonzo Sha se rindieron también a la angustia y empezaron a sollozar.

Cuando más distraídos estaban con la conversación, oyeron decir al demonio de mayor edad:

“Hemos de reconocer que nuestro tercer hermano es el más inteligente y el más capaz de toda la familia. Su plan para atrapar al monje Tang ha salido a la perfección.”

Añadió, dirigiéndose a los diablillos:

“Creo que cinco de vosotros deberíais traer un poco de agua, mientras otros siete se encargan de limpiar las cazuelas, diez más encienden el fuego y veinte van a por el caldero de hierro. Lo menos que podemos hacer es cocinar a esos cuatro monjes al vapor y daros a todos un pedacito de su carne, para que también vosotros alcancéis una vida perdurable.”

Preguntó Bajie a Wukong, temblando de pies a cabeza:

“¿Has oído lo que ha dicho? ¡Ese demonio está dispuesto a comernos cociditos al vapor!”

Le tranquilizó Sun Wukong:

“No tengas miedo. Voy a ver a qué clase de diablos pertenece ese monstruo.”

No había acabado de decirlo, cuando oyeron comentar al segundo demonio:

“Me temo que no es tan fácil cocinar al vapor a Zhu Bajie.”

Concluyó el tercer demonio:

“En ese caso, lo mejor que podemos hacer es despellejarle antes de someterle a la acción del vapor.”

Añadió el demonio mayor:

“Opino que al más duro deberíamos ponerle en el fondo.”

Repitió Wukong, soltando la carcajada:

“No te asustes, Bajie. Son novatos inexpertos.”

“¿Cómo lo sabes?” preguntó Bonzo Sha.

Contestó Wukong:

“Cuando se cuece algo al vapor, la parte de arriba es la que primero se hace. Eso explica por qué siempre se pone encima lo más duro. Ese demonio, sin embargo, primero ha dicho que Bajie era muy duro y después ha sugerido que debieran colocarle en la parte de más abajo. Esto demuestra su inexperiencia.”

No había acabado de decirlo, cuando se presentó uno de los diablillos e informó:

“El agua está hirviendo.”

El monstruo mayor les ordenó que levantaran a Bajie en el rejilla inferior y a Bonzo Sha en la segunda rejilla.

El Rey Mono supuso que él sería el siguiente y decidió que había llegado la hora de actuar.

Arrancándose un pelo, exhaló sobre él una bocanada de aire sagrado y gritó:

“¡Transfórmate!”

Al instante se convirtió en otro Wukong atado con cuerdas de esparto. El auténtico no tuvo ningún problema en elevarse por los aires, donde se quedó suspendido unos instantes, mirando hacia abajo.

Los monstruos, por supuesto, no podían distinguir al falso del auténtico. Cuando le llegó el turno, le cogieron y le metieron en la cazuela justamente encima de sus dos hermanos.

Los monstruos cocinan los cuatro monjes al vapor - Viaje al Oeste
Los monstruos cocinan los cuatro monjes al vapor

El monje Tang fue atado a continuación de pies y manos y colocado en la parte superior.

Como la madera estaba seca, prendió en seguida, produciendo unas llamas realmente espantosas.

Dijo Bajie:

“¡Qué mala suerte la nuestra! Me pregunto si nos estarán cocinando con mucho o con poco aire.”

Preguntó Bonzo Sha:

“¿Qué quieres decir con eso?”

Explicó Bajie:

“En realidad, se trata de dos maneras distintas de cocinar. En la primera se mantiene tapada la cazuela, mientras que en la segunda, no.”

Dijo Tripitaka:

“Según puedo ver desde aquí, no está tapada.”

Exclamó Bajie, entusiasmado:

“¡Fantástico! Eso quiere decir que el aire corre en abundancia y que, al menos por esta noche, no vamos a morir.”

Wukong hizo un gesto mágico con las manos y recitó un conjuro, que decía:

“Que Om y Ram purifiquen el reino del dharma, Chien: Origen, penetración, armonía y firmeza.”

Tan complicada fórmula obró el efecto deseado. No había acabado de recitarla, cuando se presentó el Rey Dragón del Océano Septentrional, envuelto en una nube oscura y gritando:

“Ao Shun, el humilde dragón del Océano Septentrional, os presenta sus respetos.”

Contestó Sun Wukong:

“Levántate, por favor. Ten la seguridad de que no te molestaría, si no fuera absolutamente necesario. Mi maestro, el monje Tang, ha sido capturado por unos demonios sin escrúpulos, que le han metido en ese enorme caldero para cocinarle al vapor. Te agradecería, por tanto, que hicieras cuanto esté de tu mano para conservarle la vida.”

Al instante el rey dragón se convirtió en un viento frío, que sopló con fuerza en la dirección en la que se encontraba la cazuela. Girando con fuerza a su alrededor, consiguió mantener apartado el fuego, salvando las vidas de los que se encontraban dentro.

El Rey Dragón, Ao Shun salvando las vidas de los monjes - Viaje al Oeste
El Rey Dragón, Ao Shun salvando las vidas de los monjes

Al oírlos hablar en el caldero, Wukong supo en seguida que no habían sufrido el menor daño. Como quien no quiere la cosa, corrió un poco la tapadera y Tripitaka gritó, espantado:

“¡Ahora la cazuela está tapada!”

Exclamó Bajie en el mismo tono:

“¡No tenemos salvación! ¡Seguro que morimos antes de que amanezca!”

Tanto el Monje Tang como Bonzo Sha se echaron a llorar.

Añadió Bajie, completamente tranquilo:

“No os desesperéis tan pronto. Creo que hay un grupo nuevo de diablillos atizando el fuego.”

Peguntó Bonzo Sha:

“¿Cómo lo sabes?”

Respondió Bajie:

“Al entrar en la cazuela, me sentía como en la gloria. Padezco un poco de artritis y el agua caliente me sienta bien. Ahora, sin embargo, parece como si estuviera entrando en la cazuela algo de aire frío.”

Añadió levantando la voz:

“¡Eh, los que estáis a cargo del fuego! ¿No podéis echar un poco más de leña? ¿Es que ni para eso servís?”

El Rey Mono no pudo evitar soltar una risita en secreto al oírlo.

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