El capítulo IV del Dao De Jing describe la naturaleza ontológica y el funcionamiento del Dao.
El Dao es vacío,
imposible de colmar,
y por eso, inagotable en su acción.
En su profundidad reside el origen
de todas las cosas.Suaviza sus asperezas,
disuelve la confusión,
atempera su esplendor,
y se identifica con el polvo.Por su profundidad parece ser eterno.
No sé quién lo concibió,
pero es más antiguo que los dioses.
La naturaleza esencial del Dao es vacía e indescriptible, pero podemos llegar a conocerlo mediante las manifestaciones de su funcionamiento.
Todos los fenómenos del universo emergen de él. No podemos situarnos fuera del Dao ni observarlo como objeto externo. Al estudiarlo, en realidad exploramos nuestra propia naturaleza, pues no somos más que una manifestación alternativa del propio Dao.
Las limitaciones cognitivas y los velos de la percepción predisponen al ser humano al egocentrismo, haciendo que se aísle artificialmente del Dao.
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