El planteamiento del capítulo 3 del Dao De Jing ha generado considerables controversias. Algunos estudiosos argumentan que Laozi manifiesta aquí una actitud pasiva ante la vida, e incluso se ha interpretado que propone políticas de embrutecimiento del pueblo.
No ensalzar los talentos
para que el pueblo no compita.
No estimar lo que es difícil de adquirir
para que el pueblo no se haga ladrón.
No mostrar lo codiciable
para que su corazón no se ofusque.El sabio gobierna de modo que
vacía el corazón,
llena el vientre,
debilita la ambición,
y fortalece los huesos.Así evita que el pueblo tenga saber
ni deseos,
para que los más astutos
no busquen su triunfo.
Quien practica el no-obrar todo
lo gobierna.
El concepto de Wu Wei (no acción), uno de los pilares de la filosofía laoziana, hace su primera aparición en este capítulo. De hecho, el Wu Wei constituye precisamente el tema central de este apartado. Laozi aboga por un gobierno de los sabios basado en el principio de no intervención, sosteniendo que este enfoque filosófico resulta beneficioso y efectivo tanto para el desarrollo individual como para el orden social.
El pensador identifica cuatro fuentes principales de caos social: la obsesión por 1) la fama, 2) la ganancia material, 3) los deseos excesivos y 4) el conocimiento superfluo. Para contener estas ambiciones desmedidas, propone un doble enfoque: por un lado, satisfacer las necesidades básicas y legítimas de la población garantizando condiciones materiales que fortalezcan su salud física; por otro, fomentar una mentalidad libre de vanidades y competencias superficiales.
Un aspecto crucial de su planteamiento radica en implementar medidas que disuadan a los talentosos de abusar de sus capacidades, asegurando que “los más capaces no se atrevan a actuar de manera imprudente”.
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