Episodio 86. Un ser con tres cabezas y seis brazos

El Rey Mono se vio obligado a huir con las manos vacías y el sabor de la derrota en el corazón.

En cuanto hubo regresado a la Montaña del Yelmo de oro, se dejó caer en el suelo. Después se le abrieron, de pronto, los ojos y se dijo:

“¡Es extraño que ese monstruo me haya reconocido! Eso demuestra que esa bestia no pertenece a este mundo mortal. Por fuerza tiene que tratarse de alguna estrella maligna de los Cielos, que ha descendido a la Tierra. Me pregunto a qué clase de demonios pertenecerá y cuál será su lugar de origen. Creo que lo mejor que puedo hacer es dirigirme a las Regiones Superiores y tratar de resolver ese misterio.”

Fue así como, Wukong recobró la seguridad que había perdido. Tras ponerse de pie de un salto, montó en una nube. Se metió corriendo por la Puerta Sur de los Cielos. En la entrada misma del Salón de la Niebla Divina se topó con los Cuatro Consejeros Celestes que entonces se adentraron en la Neblina Divina y comunicaron la llegada del Rey Mono al Emperador de Jade.

Sun Wukong dijo, mientras se inclinaba respetuosamente ante el trono celeste:

“¡No sabéis cuánto lamento tener que molestaros, respetable señor! Desde el momento mismo en el que acepté acompañar al monje Tang en su viaje hacia el Paraíso Occidental en busca de escrituras sagradas, han sido más los instantes de sufrimiento que he experimentado que los de auténtica felicidad. No me quejo de ello, porque desde el principio sabía que eso era lo que iba a suceder. Ahora mismo, sin ir más lejos, el monje Tang se halla en poder de un monstruo de aspecto vacuno que habita en la Caverna del Yelmo de Oro, que se halla enclavada en la montaña del mismo nombre. Me llegué hasta la puerta de esa bestia y de alguna forma, me conocía. Sus poderes mágicos eran tan extraordinarios que consiguió arrebatarme la barra de oro, dejándome prácticamente indefenso ante cualquier otro monstruo que desee pelear conmigo. Tamaña habilidad me ha hecho pensar que ese monstruo pueda ser, en realidad, una estrella malvada de los Cielos, que ha descendido a la Tierra. Ello me ha movido a solicitar una audiencia con vos y a suplicar de vuestra celeste compasión que prestéis oídos a la petición que ahora os hago y que no es otra que ordenéis desenmascarar a esa estrella malvada y la hagáis traer encadenada ante vuestra presencia.”

Añadió inclinándose aún más:

“Os presento esta súplica con el corazón henchido de respeto y rebosante de temor. ¡No echéis mi petición en saco roto!”

En cuanto el Emperador de Jade hubo escuchado esas palabras, ordenó lo siguiente al Departamento de Ke Han iniciar la investigación solicitada, asistido por Sun Wukong.

Una vez finalizada su exhaustiva investigación, el respetable Ke Han corrió a informar al Emperador de Jade:

“No falta ninguna de las estrellas ni de las mansiones celestes y todos los guerreros celestiales se encuentran en sus puestos respectivos. Ni uno solo se ha dirigido a las Regiones Inferiores.”

Al oírlo, el Emperador de Jade ordenó:

“Que Wukong escoja a los guerreros que estime oportunos para capturar a esa bestia de la que nos ha hablado.”

Sun Wukong nombró al Devaraja Li, el Príncipe Nata y dos señores del trueno.

Los guerreros celestiales y wukong llegan a la Montaña del Yelmo de Oro - Viaje al Oeste
Los guerreros celestiales y wukong llegan a la Montaña del Yelmo de Oro

No tardaron en llegar a su destino y el Rey Mono les dijo muy excitado:

“Esa es la Montaña del Yelmo de Oro. La caverna en la que habita la bestia se encuentra justamente en su centro.”

El Príncipe y Wukong dieron un salto tremendo que los condujo directamente al corazón de la montaña. En un abrir y cerrar de ojos se encontraron ante la puerta de la caverna. La hallaron firmemente cerrada y extrañamente desguarnecida. En dos pasos el Rey Mono se llegó hasta ella y gritó:

“¡Abre la puerta inmediatamente, demonio estúpido, y devuélveme a mi maestro!”

Los diablillos que hacían guardia en el interior de la caverna corrieron a informar a su señor, diciendo:

“Ante vuestra puerta se encuentra, gran soberano, el Sun Wukong acompañado de un joven que no deja de retaros.”

Reflexionó el demonio:

“Tengo en mi poder la barra de hierro de ese maldito mono. Puesto que no puede luchar con las manos vacías, ha debido de ir en busca de ayuda. ¡Traedme inmediata las armas!”

Tras tomar la lanza en sus manos, se dirigió hacia la puerta de la caverna a echar un vistazo.

El monstruo soltó la carcajada y dijo:

“Sé que eres el hijo tercero del Devaraja Li y que respondes al nombre de Príncipe Nata. ¿Quieres explicarme por qué has acudido ante mi puerta con semejante fanfarria?”

Contestó el Príncipe:

“¡Todo obedece al desorden que has provocado con tu conducta, bestia maldita! De hecho, he llegado hasta aquí con orden de arrestarte, por haber capturado y tratar de devorar al monje santo procedente de las Tierras del Este. Eso ha movido al Emperador de Jade a enviarme con la misión que acabo de comunicarte.”

Contestó el demonio:

“Pero ¿puedes explicarme qué clase de artes marciales domina un jovencito tan inexperto como tú para osar expresarse con semejante arrogancia? ¡No huyas y prueba el sabor de mi lanza!”

El Príncipe echó mano de la magia. Tras sacudir ligeramente el cuerpo, se convirtió en un ser con tres cabezas y seis brazos que blandían otras tantas clases de armas diferentes para hacer frente a la bestia.

Príncipe Nezha luchó contra el Gran Rey Búfalo Unicornio con tres cabezas y seis brazos - Viaje al Oeste
Príncipe Nezha luchó contra el Gran Rey Búfalo Unicornio con tres cabezas y seis brazos

“¿Cuáles eran?”, podrá preguntarse alguien. No eran ni más ni menos que una espada de descuartizar monstruos, una cimitarra de trinchar bestias, una cuerda de atar diablos, un garrote para domar demonios, una bola cubierta de bordados y una rueda de fuego.

Como si de una ventisca o de una lluvia de relámpagos se tratara, las armas cayeron, todas a una, sobre la cabeza del demonio.

Pero el monstruo ni siquiera se arredró. Sacó una escama blanca, la lanzó al aire y gritó:

“¡Ataca!”

Al instante, la banda se tragó, sin más, las seis armas. Desesperado, el Príncipe Nezha hubo de huir derrotado con las manos totalmente vacías, mientras el demonio regresaba triunfante a su caverna.

Gran Rey Búfalo Unicornio le quitó todas las armas al príncipe Nezha - Viaje al Oeste
Gran Rey Búfalo Unicornio le quitó todas las armas al príncipe Nezha

Tras reducir la altura de las nubes en las que viajaban, los dos señores del trueno se dirigieron hacia la ladera sur y dijeron al Devaraja Li:

“Ese demonio realmente posee poderes extraordinarios.”

“¿Cómo podremos poner fin a este asunto?” se lamentó el devaraja.

Contestó el Rey Mono:

“Una cosa es clara: sólo será capaz de acabar con esa banda lo que no pueda ser absorbido por ella.”

El devaraja comentó:

“Únicamente el fuego y el agua poseen la capacidad de no ser absorbidos por nada. De hecho, existe un dicho que afirma que: no hay nada más despiadado que el fuego y el agua.”

Exclamó el Rey Mono, al oírlo:

“Es posible que tengas razón. Siéntate y espérame aquí. Creo que voy a hacer otro viaje a los Cielos.”


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