Episodio 37. ¡La Princesa me engañó!

Monje Tang, Bajie y Bonzo Sha llegan al Reino del Elefante Sagrado.

Monje Tang, Bajie y Bonzo Sha llegan al Reino del Elefante Sagrado
Monje Tang, Bajie y Bonzo Sha llegan al Reino del Elefante Sagrado

El monje Tang se dirigió después a una puerta del palacio real y dijo al oficial que lo guardaba:

“Informad a vuestro señor que acaba de llegar un monje de la de los Tang y solicita su generosidad permiso para cruzar sus tierras.”

El guardián corrió al interior del palacio y dijo con sumo respeto:

“Ahí fuera, majestad, hay un monje del Imperio Tang, que solicita permiso para poder cruzar vuestros dominios.”

El rey se mostró muy complacido y ordenó:

“Hacedle pasar inmediatamente.”

Le preguntó el rey

“¿Se puede saber por qué habéis decidido venir a nuestro reino?”

Respondió Tripitaka, agachando ligeramente la cabeza:

“Vuestro humilde siervo es un monje budista de la corte de los Tang, que se dirige hacia el Oeste en busca de escrituras por orden expresa de su majestad imperial. Traigo un escrito para vos de mi dueño y señor y ése es el motivo por el que he osado molestaros.”

Concluyó el rey:

“Me gustaría echarle vistazo.”

Tripitaka alargó las dos manos y colocó el documento sobre la mesa real.

En cuanto el rey hubo concluido su lectura, tomó el sello de jade de sus propios dominios y lo añadió a los que ya figuraban en documento de tanto valor. Sin más, se lo devolvió a Tripitaka, que, tras agradecer su gesto, dijo:

“Existe un segundo motivo que me ha forzado a venir a presentaros mis respetos y no es otro que el de entregaros una carta de un familiar vuestro.”


“¿De un familiar?” repitió el rey, sorprendido.

Confirmó el monje:

“Así es. De vuestra hija, la princesa tercera, que fue raptada en su día por el Monstruo de la Túnica Amarilla y que actualmente mora en la Caverna de la Corriente Lunar de la Montaña de la Cacerola.”

Monje tang entrega carta de la princesa al rey - Viaje al Oeste
Monje tang entrega carta de la princesa al rey

Exclamó el rey con los ojos anegados en lágrimas:

“Son trece ya los años que llevamos sin verla. A causa de su desaparición hemos castigado a incontables funcionarios, tanto civiles como militares. En un principio pensamos que se había alejado del palacio y no había sabido regresar. Locos por el dolor de su ausencia, interrogamos a todos los habitantes de la ciudad, pero nadie supo darnos razón de su paradero. Simplemente había desaparecido sin dejar rastro alguno. ¿Cómo íbamos a sospechar que un monstruo la había raptado? “

Tripitaka metió las manos por la manga y sacó la carta.

En cuanto terminado de leer la carta, el rey dejó escapar unos gritos tan desgarradores de dolor y todos los funcionarios experimentaron el peso de un insoportable dolor.

Cuando por fin el Rey pudo sobreponerse a tan profunda pena, se volvió hacia sus oficiales y les preguntó:

“¿Quién de entre vosotros está dispuesto a hacerse cargo de la tropa que ha de capturar al monstruo y liberar a la princesa Cien Flores?”

Varias veces el Rey repitió la pregunta, pero nadie se atrevió a responderla. Las lágrimas fluyeron por sus mejillas, como si fueran torrentes. Muchos oficiales se echaron entonces rostro en tierra y dijeron:

“Vuestros humildes servidores no somos más que criaturas mortales. Hemos estudiado a lo largo de nuestras vidas gran número de manuales y tácticas militares, pero los conocimientos se circunscriben a la defensa de las fronteras de nuestra nación de cualquier ataque de hombres como nosotros. Ese monstruo, sin embargo, es alguien que se vale de la niebla para avanzar y viaja a lomos de una nube. ¿Cómo vamos a poder capturarle y liberar a la princesa, si nunca da la cara y nos supera en astucia y poder?”

El Monje Tang habló:

“Mis dos compañeros son espíritus poderosos, Su Majestad. Estoy seguro de que pueden rescatar a su hija.”

Les preguntó entonces el Rey:

“¿Quién de vosotros está especializado en atrapar monstruos?”

“Yo” respondió el cerdo, sin pensarlo.

“Fui el Mariscal en el Cielo. Como no obedecí en una ocasión las órdenes del Señor del Cielo, fui desterrado del Cielo y vine al mundo de los mortales. A lo largo de este viaje haya dominado toda clase de monstruos.”

Bajie recibe la orden de ir a derrotar al Monstruo de la Túnica Amarilla - Viaje al Oeste
Bajie recibe la orden de ir a derrotar al Monstruo de la Túnica Amarilla

Comentó el rey:

“Dado que eres un guerrero celestial que ahora vive en la tierra, debes de dominar a la perfección las técnicas de la transformación mágica. ¿No es así?”

Respondió Bajie:

“No es que quiera dármelas de grande, pero es cierto cuanto acabáis de decir. Conozco, en efecto, unos cuantos truquitos.”

“¿Por qué no te transformas en algo para que pueda verlo?” sugirió el rey.

Bajie hizo un gesto mágico con los dedos y, tras recitar el oportuno conjuro, gritó:

“¡Crece!”

En un abrir y cerrar de ojos, se convirtió en un gigante, alcanzó una altura de ochenta a noventa pies. Al ver semejante prodigio todo el mundo se puso a temblar de miedo.

“¡Basta, basta!” exclamó el rey, horrorizado.

“Ya veo que para ti las metamorfosis no encierran el menor secreto. Adopta tu tamaño normal, por favor.”

Bajie muestra sus habilidades de transformación para impresionar al rey y a la corte - Viaje al Oeste
Bajie muestra sus habilidades de transformación para impresionar al rey y a la corte

Bajie así lo hizo, permaneciendo orgulloso de pie frente a la escalinata.

El rey se sintió muy satisfecho y no quiso seguir importunando al guerrero. Se volvió hacia las damas de la corte y les ordenó:

“Sacad algo de ese vino especial que guardo en mis bodegas.”

En cuanto las damas hubieron cumplido su encargo, el rey llenó una copa, ofreciéndosela a Bajie y dijo:

“Este brindis, respetable maestro, es por el éxito de la empresa que estáis a punto de emprender. Cuando hayáis capturado al monstruo y puesto en libertad a mi hija, os ofreceré un opíparo banquete y no menos de mil piezas de oro.”

Bajie vació la copa de un trago. Luego a los pies del cerdo se formó una especie de alfombra de nubes, que le catapultaron hacia lo alto.

Asombrado, el rey exclamó:

“¡Cuántos poderes posee el sabio Cerdo! ¡Hasta por las nubes es capaz de andar!”

Bonzo Sha se volvió hacia su maestro y le dijo:

“Antes, Bajie y yo fuimos incapaces de dominar el Demonio de la Túnica Amarilla, aunque éramos dos contra uno. Ahora que Bajie va solo, me temo que no podrá ganar.”

Admitió Tripitaka:

“Tienes razón. Lo mejor que puedes hacer es ir detrás de él y tratar de prestarle toda la ayuda que puedas.”

Luego, de un salto Bonzo Sha se elevó hacia lo alto, desapareciendo al poco rato entre las nubes.

Bajie y Bonzo Sha llegan la Caverna de la Corriente Lunar
Bajie y Bonzo Sha llegan la Caverna de la Corriente Lunar

No tardaron en llegar a la boca de la cueva. Saltaron inmediatamente de las nubes y, levantando el tridente, Bajie lo dejó caer con tal fuerza sobre la puerta de piedra que hizo en ella un agujero.

Los demonios corrieron a informar a su señor, diciendo:

“¡Qué terrible desgracia, Gran Rey! Acaban de volver el monje del hocico largo y las orejas grandes y el bonzo de aspecto tétrico. De un golpe, han hecho añicos la puerta.”

Exclamó, sorprendido, el monstruo:

“Por fuerza tienen que ser Cerdo Bajie y el Bonzo Sha. No comprendo cómo se han atrevido a volver en busca de camorra, después de haber dejado en liberad a su maestro.”

Se puso la armadura a toda prisa, agarró la cimitarra y, saliendo fuera de la cueva, gritó:

“¿Queréis explicarme por qué habéis vuelto a destrozar la puerta de mi morada? ¿Acaso no le he perdonado la vida a vuestro maestro?”

Admitió Bajie:

“Por supuesto que sí. Sin embargo, esta vez estamos aquí por otra persona.”

“¿Se puede saber quién es?” inquirió el monstruo.

Contestó Bajie:

“Raptar a la tercera princesa del Reino del Elefante Sagrado y forzarla a convertirse en tu esposa. Han pasado trece años desde entonces y pensamos que ha llegado ya el momento de que la dejes en libertad. De hecho, si estamos aquí ahora, es por orden expresa del rey, que nos ha encargado que te capturemos y te conduzcamos ante él. Así que ríndete y déjate apresar. Si lo haces, nos evitarás a todos molestias innecesarias.”

El monstruo se puso furioso, al oír tales razones. Levantó la cimitarra por encima de la cabeza y la dejó caer con fuerza sobre Bajie.

Bajie y Bonzo Sha luchan contra el Monstruo de la Túnica Amarilla
Bajie y Bonzo Sha luchan contra el Monstruo de la Túnica Amarilla

Ellos lucharon frente a esa ladera durante ocho o nueve rondas, y Bajie comenzó a sentirse exhausto.

Bajie dijo al Bonzo Sha

“Continúa luchando tú con él, mientras yo voy a hacer mis necesidades.”

Sin preocuparse lo más mínimo del Bonzo Sha, se escapó solo.

Al ver que Bajie abandonaba el campo, el monstruo descargó toda su furia sobre el Bonzo Sha, que ni siquiera tuvo tiempo de escapar. La bestia se apoderó de él, conduciéndole al interior de la caverna.

Bonzo Sha es capturado por el Monstruo de la Túnica Amarilla - Viaje al Oeste
Bonzo Sha es capturado por el Monstruo de la Túnica Amarilla

El monstruo se dijo a sí mismo:

“El rey sabe que la princesa está aquí. ¿Pero cómo?”

Pensó por un momento, luego dijo de nuevo:

“La princesa debe haber pedido a ese monje que fuera al rey.”

Se llenaron de ira.

“¡Ella me engañó!”

El monstruo de repente se volvió violento y quiso matar a la princesa.


Comments

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *