Cuando más voraces parecían las llamas, se oyó una voz en lo alto, que decía:
“¡Aquí me tienes, Sun Wukong!”
(more…)No tardó en llegar a la puerta delantera. En cuanto la hubo traspuesto, recuperó la forma que le era habitual y levantó la voz y dijo en tono autoritario:
“¡Competidor del Señor de los Dioses, deja inmediatamente en libertad a la Sabiduría de Oro!”
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