En Viaje al Oeste, muchos demonios quieren comerse al Monje Tang porque han oído que pueden vivir eternamente comiendo su carne.
Además, en Viaje al Oeste predomina el canibalismo, muchos demonios se comen a la gente. Esto incluye también a los dos discípulos del Monje Tang, Bajie y Bonzo Sha.
¿Se ha comido alguna vez a alguien el Rey Mono?
En Viaje al Oeste, hay controversia sobre si el Rey Mono come carne humana. Aunque algunos creen que sí, hay evidencia que sugiere lo contrario. Antes de su transformación en un monje, Sun Wukong era un simple simio que se alimentaba de frutas y vegetales. Además, durante su peregrinaje con el monje Tang, siguió una dieta vegetariana.
En un episodio, se menciona que Sun Wukong había consumido carne humana cuando era un demonio en la Cueva de la Cortina de Agua.
En capítulo 27, el Demonio Cadáver se transforma en una muchacha, una anciana y un anciano respectivamente para engañar al Monje Tang, y todos ellos son reconocidos por el Rey Mono. Sin embargo, el Monje Tang no creía que fueran demonios y quiso recitar el conjuro para castigar al Rey Mono, quien le dijo que él solía engañar y comerse a la gente por los mismos medios cuando era un demonio:
—La muchacha que tenéis ante vos —contestó el Peregrino— no es tal, sino un monstruo que se ha acercado hasta aquí con la única intención de engañaros.
—Me extraña que hables así de ella —replicó Tripitaka—. Normalmente eres bastante comedido en tus apreciaciones. ¿Cómo es que hoy te ha dado por decir esas tonterías? Esta dama ha tenido la delicadeza de venir a invitarme a comer. ¿De dónde sacas que es un monstruo sin entrañas?
—¿Qué sabéis vos de esas cosas? —exclamó el Peregrino, soltando la carcajada—. Yo hacía lo mismo en la Caverna de la Cortina de Agua, cuando quería probar carne humana. Me convertía en una moneda de oro, o en un saco de plata, o en un edificio abandonado, o en un borracho gracioso, o en una mujer hermosa, o en… ¿qué se yo? De esa forma lograba atraer a mi caverna a los incautos y después los hervía o los cocía al vapor. Si no lograba comerlos de una sola sentada, dejaba secar las sobras al sol y las guardaba para otra ocasión. Os aseguro que, si hubiera tardado un poco más en volver, habríais caído en sus redes para siempre.
— Capítulo 27 del Viaje al Oeste
Aquí, el Rey Mono no sólo dice explícitamente que ha comido carne humana, sino que también explica en detalle el método para hacerlo.
¿Pero el Monje Tang lo creyó?
En absoluto.
¿Y por qué no lo creyó? La razón es sencilla: antes de aprender el arte, el Rey Mono no podía cambiar, y no era posible que atrajera a los humanos; después de aprender el arte, recibió educación del Maestro Subhuti, y desdeñó aún más el canibalismo. Cuando el Demonio Cadáver se transformó en mujer para engañar al Monje Tang, el Rey Mono naturalmente tuvo que citar el ejemplo de que antes se había transformado en mujer para engañar a la gente, para convencer al Monje Tang de que había matado a un demonio y no a un ser humano. También era una táctica para asustarlo.
Además, hay otros lugares en Viaje al Oeste que indican que el Rey Mono no se ha comido a nadie.
Bajad por la ladera sur de la montaña y quitadles las ropas a los cazadores muertos —les ordenó el Gran Sabio—. No dejéis ni una sola. Lavadles después las manchas de sangre y no tengáis ningún reparo en vestiros con ellas. Son excelentes para resguardaros contra el frío. Los cadáveres podéis tirarlos en el profundo lago que hay allá. Por lo que respecta a los caballos, traedlos aquí. Su piel es excelente para hacer botas y su carne es francamente exquisita. Dejadla secar al sol y consumidla según vuestras necesidades. No os olvidéis de los arcos, las flechas, las espadas y las lanzas. Reunidlas todas y reanudad cuanto antes los ejercicios militares de antaño. Desearía, igualmente, que me entregarais todos sus estandartes. Les tengo reservado ya un uso.
— Capítulo 28–
Se puede observar que, aunque los monos de la Montaña de las Flores y Frutos también comían carne ocasionalmente, como mucho comían carne de caballo y los cadáveres humanos eran arrojados al profundo lago.
En un tiempo tan largo hasta el hierro más resistente termina cubierto de hollín. Debemos hacerle la respiración boca a boca, pues es claro que su aliento primigenio está totalmente agotado.
Ba Jie se aprestó en seguida a hacerlo, pero se lo impidió Tripitaka diciendo:
—Déjaselo hacer a Wu Kong. Es nuestro hermano mayor y a él le compete cargar con toda la responsabilidad.
La verdad era, sin embargo, que desde su juventud Zhu Bajie había sido devorador de hombres y su aliento era impuro. El Peregrino, por su parte, se había dedicado a la práctica de la virtud desde su nacimiento y no había probado otra cosa que no fuera frutas y verduras. De ahí que su aliento no poseyera impureza alguna.
— Capítulo 39
El Idiota volvió a adoptar la figura de Lao Jun y, sentándose en los tronos, los tres comenzaron a darse la buena vida. Primero dieron cuenta de los enormes bollos, engullendo a continuación los platos de verdura, los condimentos de arroz, las empanadillas, las galletas, los pastelillos, las fritangas y los platos cocinados al vapor, sin importarles si estaban calientes o fríos. El Peregrino Sun no era muy amigo de ese tipo de comida y tomó unas cuantas frutas, más por acompañar a los otros que por llenar la barriga.
— Capítulo 44
El Rey Mono nació con un corazón taoísta y naturaleza de Buda, y comía más melocotones y frutas. El Rey Mono es diferente de los demonios, o incluso de los inmortales que descienden a la tierra como demonios.
Cabe mencionar que en Viaje al Oeste, la gente corriente no es una especie noble, y suele ser alimento de todo tipo de bestias feroces, demonios y diablos.
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