En la antigua China, las personas solían enviar bienes y riquezas a sus familiares fallecidos quemando papel. Por ejemplo, Xiang Liang, mientras aún estaba vivo, acumuló mucha riqueza en el inframundo para sí mismo después de su muerte.
De todo el dinero que ganaba sólo se quedaban con lo imprescindible para vivir, dando el resto en limosna a los monjes o quemándolo para beneficio de los espíritus. De esta forma, fueron acumulando mérito tras mérito, ya que, aunque en el Mundo de la Luz eran gente pobre y sin ninguna influencia, en el de las Tinieblas gozaban de gran consideración y sus riquezas eran prácticamente incontables.
— Viaje al Oeste, Capítulo 11
En la historia de China, hubo un gran general llamado Wu Zixu, quien utilizó una gran cantidad de oro para rendir homenaje a su benefactor fallecido.
Según la leyenda, durante el período de Primavera y Otoño, Wu Zixu, para escapar de la persecución del Rey Ping de Reino Chu, se disfrazó de plebeyo con la intención de huir al Reino Wu para vengarse. Durante su huida, Wu Zixu recibió la ayuda de una mujer que lavaba ropa en el río. Años después, Wu Zixu logró vengarse y, en agradecimiento, esparció tres Dou y tres Sheng de granos de oro en el río donde la mujer lavó su ropa.
Dou(斗) y Sheng(升) son dos herramientas de medición de capacidad de la antigua China. Tres Dou y tres Sheng de granos de oro (Oro granulado en forma de granos de trigo o arroz) aquí deberían referirse a una gran cantidad de oro, no necesariamente a una cantidad exacta. Tres Dou y tres Sheng de granos de oro se menciona en Viaje al Oeste. Debido a que la historia relacionada con Viaje al Oeste ocurre en el reino de Sravasti, el autor cambió los granos de arroz por granos de trigo. En cuanto a si en el antiguo país de Shravasti se comía arroz o trigo, supongo que el autor tampoco lo investigó.
—¿Por qué no dejas de gritar, de una vez? —le reprendió el Patriarca Budista, sonriendo—. No desconocía que esos dos fueran a pediros algo a cambio. Después de todo, las escrituras no han de darse a la ligera ni recibirse sin ningún tipo de compensación. De hecho, hace cierto tiempo algunos de nuestros monjes bajaron la montaña y fueron a recitar los textos sagrados a la mansión del respetable Chao, en el reino de Sravasti, para que los muertos de la familia encontraran el descanso definitivo y los vivos se vieran libres de todo mal. A cambio de tan meritorios servicios sólo le pidieron tres Dou y tres Sheng de oro en forma de granos de trigo. Yo les dije que habían sacado muy poco y que, a causa de su generosidad, sus descendientes se iban a ver en grandes aprietos económicos.
— Viaje al Oeste, Capítulo 98
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