Episodio 56. Los dos monjes Tang

Abrió la marcha Bajie, seguidos de cerca por el rey, Bonzo Sha ayudó a montar al maestro. El Rey Mono ocupó la retaguardia.

Apenas llevaban medio día caminando, cuando el maestro y los discípulos vieron a lo lejos una ciudad.

“¿No es ese el Reino del Gallo Negro?” preguntó Tripitaka a WuKong.

Respondió Wukong:

“Sí. Ese es exactamente. Es preciso que entremos cuanto antes en la ciudad, para concluir el asunto que hasta aquí nos ha traído.”

El Rey Mono se dirigió a la puerta del palacio y dijo al oficial que la guardaba:

“Hemos sido enviados al Occidente por el Gran Emperador de los Tang, con el fin de presentar nuestros respetos a Buda y obtener las escrituras sagradas. Deseamos, por tanto, que nos hagáis entrega de un salvoconducto, para que podamos cruzar vuestras tierras sin ningún contratiempo. Eso es lo que queremos que informéis a vuestro rey.”

El oficial encargado de la guardia de la Puerta Amarilla corrió hacia el salón principal y, arrojándose rostro en tierra ante los escalones rojos, dijo:

“Acaban de llegar cinco monjes que afirmar dirigirse hacia el Paraíso Occidental, por orden del Emperador de los Tang, en busca de escrituras sagradas de Buda. Humildemente solicitan de vos un salvoconducto para poder proseguir su viaje. “

El Rey falso del Reino del Gallo Negro - Viaje al Oeste
El Rey falso del Reino del Gallo Negro – Viaje al Oeste

El Rey Monstruo ordenó que fueran conducidos a su presencia. Levantó la voz y preguntó:

“¿De dónde venís?”

Contestó el Rey Mono:

“De la Gran Nación de los Tang que se halla ubicada en las Tierras del Este del continente de Jambudvipa. He sido enviado por orden expresa del emperador al Monasterio del Trueno, en los Territorios Occidentales, en busca de las escrituras sagradas. Al pasar por aquí, comprendí que necesitaba un salvoconducto y decidí venir en seguida a solicitároslo.”

El Rey falso volvió a preguntar:

“¿Cuándo salió este monje de las Tierras del Este y por qué le pidió el Emperador de los Tang que fuera en busca de las escrituras? “

Contestó el Rey Mono con la misma arrogancia que antes:

“Mi maestro estableció con él un pacto de hermandad, recibiendo el nombre honorífico de Tripitaka. El señor Tang celebró una ceremonia en favor de los espíritus de todos los fallecidos, que presidió mi maestro. La Bodhisattva Guanyin de los Mares del Sur participó en la ceremonia y le dijo a mi maestro que debía ir al Oeste a obtener las Escrituras. El maestro aceptó sin dilación su sugerencia, ofreciéndose de buena gana a sacrificar su bienestar personal por el de todo el pueblo y poniéndose en seguida en camino el día decimosegundo del noveno mes del año decimotercero del período Zhen Guan de los Grandes Tang. El maestro llegó a la Montaña de las Dos Fronteras, donde me aceptó como discípulo. Mi nombre es Sun Wukong. En el reino Tíbet, el maestro tomó el segundo discípulo, el nombre religioso de Zhu Wuneng, aunque también es conocido como Bajie. En el Río de la Corriente de Arena se nos unió un tercer discípulo llamado Sha Wujing, aunque siempre nos referimos a él como el Bonzo Sha. Finalmente, al pasar ayer por el Monasterio de la Gruta Sagrada se ofreció a seguirnos uno de los taoístas mendicantes que allí viven. “

Tras escuchar una relación tan detallada, el Rey Monstruo no encontró nada que pudiera incriminar al monje Tang y sus tres discípulos. Se volvió, pues, hacia el rey que acababa de volver a la vida y dijo:

“El monje y los tres discípulos que llevaste antes pueden cruzar la frontera. Pero me temo que este taoísta no puede. ¿Por qué lleva capucha? ¿Cuál es su nombre? ¿Tiene algunos papeles que demuestren su condición de taoísta o no? Obligadle a acercarse, para que pueda interrogarle.”

El hombre se retiró la capucha y mostró su rostro, el falso rey jadeó:

“¡El Rey!”

En ese momento, Wukong sacó su barra de hierro y saltó hacia el falso rey, que se desvaneció al instante.

Wukong, Bajie, Bonzo Sha atacaron a el taoísta - Viaje al Oeste
Wukong, Bajie, Bonzo Sha atacaron a el taoísta – Viaje al Oeste

El Rey Mono corrió hacia el exterior y salió disparado por los aires. No tardó en descubrir que el monstruo huía en dirección noreste. Hacia allá se lanzó.

Al cabo de varios encuentros las fuerzas del monstruo empezaron a flaquear y no pudo seguir resistiendo los ataques del Rey Mono. Pero, lejos de continuar huyendo, decidió regresar a la ciudad.

Se metió entre las apretadas filas de funcionarios reales y, tras sacudir ligeramente el cuerpo, se convirtió en la imagen exacta del monje Tang. Eran tan idénticos que nadie sabía decir cuál era el auténtico.

Los dos monjes Tang - distinguir al auténtico maestro del falso - Viaje al Oeste
Los dos monjes Tang – distinguir al auténtico maestro del falso – Viaje al Oeste

El Rey Mono no sabía qué camino tomar. Cuando vio a Bajie sonriendo como un tonto, se enfadó con él y le preguntó:

“¿Se puede saber qué es lo que te pasa? Ahora estás mucho peor que antes, porque, en vez de un maestro, tienes dos a los que obedecer y servir.”

Bajie replicó:

“Dices que soy tonto, pero, por lo que veo, tú eres muchísimo más tonto que yo. ¿A qué viene malgastar energía, sólo porque no sabes distinguir al auténtico maestro del falso? Pide al maestro que recite el conjuro, el que no recite el conjuro será el monstruo. “

Aunque a regañadientes, el monje Tang empezó su recitado. El monstruo por su parte, no tuvo más remedio que recurrir a la farsa, mascullando palabras que no querían decir, en realidad, nada. Pero el engaño no pasó desapercibido a Bajie, que dijo en seguida:

“¡Este que está murmurando tonterías es el monstruo!”

El monstruo se elevó de inmediato hacia lo alto y trató de huir. Pero los tres monjes, fieros como el mejor de los guerreros, rodearon al monstruo. Bajie se encargó de hacerlo por la derecha, mientras que el Bonzo Sha lo hacía por la izquierda. El Rey Mono, por su parte, se colocó delante, bloqueando el paso del monstruo.

Pero, cuando se disponía a descargar su golpe definitivo, oyó que alguien le gritaba desde una nube de colores que se veía hacia el noreste:

“¡No hagas eso, Sun Wukong!”

Se trató de la bodhisattva Manjusri. Dejó a un lado la barra de hierro e, inclinando respetuosamente la cabeza, preguntó:

“¿Adónde vais, bodhisattva?”

“A atrapar a ese monstruo por vos” respondió Manjusri.

La bodhisattva Manjusri atrapa al león de pelo verdoso - Viaje al Oeste
La bodhisattva Manjusri atrapa al león de pelo verdoso

La Bodhisattva sacó de las mangas un espejo para reflejar monstruos y lo dirigió hacia la bestia. Se reflejaba la imagen en el espejo y que no era otra que la del león de la mismísima Bodhisattva Manjusri.

Exclamó, desconcertado, el Rey Mono:

“¡Con que ése es vuestro león de pelo verdoso! ¿Cuándo se os escapó y vino a arrebatar un reino a su legítimo señor?”

Comentó la Bodhisattva:

“Se ve que desconoces la mitad de la historia. El Señor del Reino del Gallo Negro fue cruel con alguien hace muchos años. Así que mi león fue enviado por orden de Buda a la Tierra para castigarlo. El castigo del rey ya ha terminado.”

La Bodhisattva y su león desaparecieron entonces por encima de las nubes.


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